sábado, 6 de diciembre de 2008

La revuelta del 37 asocial

Hola.

En 2008 era compañero de trabajo de Pechus. Estoy escribiendo con la extendida técnica de Escribiendo hacia adelante desde el año 2049 mediante la tecnología ALTERA E-T que comentaba el propio Pedro en su nota de hace algunos meses.

Quería escribir sobre cómo era esta asociedad hace poco más de 10 años y el punto de inflexión que la revuelta del 37 significó en la carrera sin fin aparente en la que estábamos envueltos. Una carrera en la que nuestra sociedad estaba inmersa y que conducía a una situación insostenible. Antes del 37 la violencia estaba a flor de piel. Todo el mundo llevaba trajes de seguridad, armas de defensa personal y gps individual para ser localizado en caso de emergencia; nadie andaba solo; las calles del centro de las ciudades se cerraban al tráfico de vehículos y personas, con la excepción de las "avenidas seguras" a partir de la puesta del sol, avenidas repletas de cámaras, policías... las máximas medidas de seguridad; la policía se había integrado en el ejército, y estaba formada por divisiones de máxima seguridad, con agentes especializados en defensa grupal, tanquetas especialmente equipadas, etc.

Se había creado un código penal específico para actos violentos, que cubría desde los asesinatos hasta las miradas ofensivas, desde las palizas hasta los insultos, desde los empujones en el metro hasta la mala educación en lugares públicos, tipificando cientos de delitos no conocidos en 2008 albergando penas por faltas de violencia visual, auditiva u olfativa.

Cada falta que no implicaba prisión quitaba puntos del "carnet de persona", y el saldo de cada uno era público, de forma que todos sabíamos el índice de "violencia" de los demás. Nos temíamos los unos a los otros, la desconfianza era máxima, las relaciones personales presenciales casi no existían (el teletrabajo está altamente extendido), la despersonalización ya no era un problema; nos habíamos acostumbrado. Creo que íbamos en caída libre y no sabíamos cuándo sería el golpe.

Pero entonces llegó junio de 2037. Un grupo de estudiantes de un pueblo de los Pirineos llegó a la ciudad en lo que en 2008 se conocía como "viaje de estudios". El pueblo estaba bastante aislado físicamente y por tanto algo distante de esa ola asocial en la que nos encontrábamos, lo cual favoreció que cuando encontraron un disco duro de un pc de principios del siglo XXI donde vieron fotos de una clase de chicas y chicos que se habían ido de viaje de estudios en aquellos años pasados, no pensaran que era una locura total y se atrevieran a viajar a la ciudad juntos para hacer turismo, visitar museos y catedrales y convivir unos días. Ese grupo de treinta adolescentes alteró de tal manera la vida de la ciudad, llenándola de alegría, que despertó en quien se cruzaba con ellos una tímida reacción que se fue multiplicando y en menos de tres días todo el mundo se echó a la calle a compartir la comida, a comprar en persona, a pasear por pasear, a tomar unas cañas, a relacionarse físicamente con los demás.

A la revuelta del 37 siguió la derogación del código penal para actos violentos y se volvió a unos parámetros más razonables, donde la violencia está muy castigada, pero los límites no exceden un sentido común que se había perdido. Ha vuelto la seguridad y tranquilidad a las calles, la gente ha vuelto a llamarse para quedar (no sólo para hablar), y los más viejos dicen que esto se parece a cuando fueron a la universidad y los amigos se abrazaban literalmente, no con iconos.

Saludos desde 2049 y FELIZ NAVIDAD!

Jaime

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