martes, 30 de diciembre de 2008

Reflexiones hacia delante

Bueno, vamos allá. Hace ya muchos días que no escribo hacia delante y esto es como montar en bici: no se olvida, pero se pierde práctica… Hoy quería reflexionar un poco en voz alta sobre qué es escribir hacia delante y para qué sirve. La respuesta a esas dos preguntas es la misma: lo que tú quieras, y para lo que tú quieras…

Y lo que está ocurriendo es que está cogiendo algo de vida propia. Cuando empecé a escribir hacia delante lo hice como una forma de relajación. Algo que me permitía contar lo que querías sin darle muchas vueltas. Solo escribir y escribir sin parar hasta que hubiera que parar. Sin más pretensiones. Y así ha sido por el momento. Me he dedicado a escribir lo que me apetecía: reflexiones tecnológicas, una visión del futuro, un poema… y la verdad estoy contento porque el resultado es muy sorprendente. Cuando uno se sienta con un documento Word en blanco – ya he dejado el notepad por la ortografía – no sabe lo que va a salir, y ahí está la gracia. Uno puede tener una idea de lo que quiere contar, pero el resultado suele alejarse de lo que uno esperaba y, al menos en mi caso, siempre superando las expectativas. Una idea lleva a otra y, aparte de lo que hubieras pensado escribir, otras cosas se van ocurriendo sobre la marcha, y al final sale algo que es creatividad en estado puro.

Cuando publiqué La idea, había dos analogías, una con la escritura a máquina de antaño en la que no se podía copiar y pegar, que fue la que dio nombre a todo esto. Y otra con la similitud con un discurso oral en el que no se puede volver atrás lo que ya se ha dicho. Ahora tenemos una analogía más. Mi nueva amiga Norma, creadora del blog de Escritores Aficionados (escritoresaficionados2.blogspot.com), sugirió que esta forma de escribir es como la materia prima de una creación, una especie de diamante en bruto. Y efectivamente así es. En su blog se publican unos textos tremendamente trabajados, que os recomiendo leer y que, supongo, requerirán bastante tiempo de reflexión, escritura y reescritura hasta quedar perfectos. Aquí, en Escribiendo Hacia Delante, somos los mineros de la creatividad, buscadores de diamantes. Aquí tenemos que encontrar diamantes en bruto, y ya habrá tiempo luego para pulirlos y montarlos en un anillo o en un colgante.

Las cartas desde el 2048 que estoy escribiendo son lo que son, nada más. Cosas que me apetece escribir y que salen, como salen. Tienen una cierta consistencia, pero no necesariamente un hilo argumental ni tampoco tengo un plan de cómo las voy a escribir. Pero ¿qué pueden llegar a ser? Nadie lo sabe, yo no desde luego. Si las sigo escribiendo, quizá algún día me anime a escribir un relato corto con las ideas surgidas de todas ellas. Y más adelante ¿porqué no un libro?. O quizá no. La gracia está en que no lo tengo que decidir ni planear ahora. Sólo seguir buscando diamantes y guardándolos en este blog. Un relato, una novela, un anillo, un collar, ya veremos si sale algo algún día. El tiempo lo dirá.

No sé si a vosotros os pasa, pero a mí las ideas, la creatividad sólo me viene en determinados momentos de inspiración. Viendo las horas en las que se han publicado mis entradas del blog, claramente las musas me visitan, si estoy, entre la 1 y las 3 de la mañana. Ahora mismo son las 8 de la tarde y me está costando escribir esto un poco más de lo habitual, pero tenía ganas de hacerlo. Cuando surgen esas ideas, no hay que dejarlas escapar. Hay que sentarse y escribir. Es como cuando te despiertas y recuerdas un sueño que acabas de tener. Sabes que enseguida se te va a olvidar y por mucho que te esfuerces no podrás acordarte, por muy nítidamente claro que lo veas en ese momento. Si quieres capturar algo de él, hacerle una foto para la inmortalidad, tienes que escribir rápidamente en un papel.

Con las ideas pasa igual. Cuando menos esperamos surgen y nos bombardean. No nos dejan escapar, y tenemos que aprovecharlas. ¿No os ha pasado alguna vez que vais en el coche y os ponéis a pensar en algo, y le dais vueltas y más vueltas hasta desarrollarlo casi completamente? A mí si. Cuando pasa eso, que no es muy a menudo, me sobra la radio, la música y todo. Apago el equipo y me dejo llevar por esas ideas. Las cartas del 2048 surgieron así. Ideas que se me fueron ocurriendo a lo largo del día, típicamente en el coche de vuelta a casa, y que cuando me senté por la noche tranquilo, me puse a escribir. Se puede decir que cuando iba en el coche vi algo que brillaba. Y cuando me senté por la noche me puse a escarbar, a desenterrar el diamante a limpiarlo someramente debajo del grifo y a guardarlo en una cajita. Esa cajita es este blog, y aquí están todos los diamantes que he encontrado hasta ahora.

Si no los tuviera no podría hacer un collar. Seguro que si algún día me pusiera a escribir una novela o un relato, partiera de una hoja en blanco, sería muy difícil. Sería como decir, “Voy a engarzar un collar de perlas. Primer paso: comprar un billete de avión para ir a bucear al Pacífico a buscar perlas”. Las perlas, los diamantes, las pepitas de oro, están aquí. De momento hay pocas. No dan ni para un anillo, pero ya habrá más. Y sino al tiempo.

Esa es mi interpretación de este blog, pero cada uno puede darle la que quiera. A lo mejor vosotros queréis hacer algo distinto. Los que quieran publicar relatos o poemas podrían escribir aquí sus textos en bruto, sin complejos. Los que quieran ver si son capaces de escribir un texto medianamente estructurado porque les falta práctica, lo pueden hacer aquí. Los que quieran incluso ensayar un discurso, una presentación oral, un speech, lo pueden ensayar aquí. Los que quieran simplemente reflexionar sobre algo, plasmar una idea que se les ocurrió en el coche, con intención de desarrollarla más adelante, también lo pueden hacer aquí. Y con esto volvemos al principio. ¿Qué es Escribiendo Hacia Delante y para qué sirve? Lo que tú quieras y para lo que tú quieras.

Saludos desde el 2008… por poco

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