domingo, 21 de diciembre de 2008

Tercera carta desde el 2048


Saludos de nuevo desde el 2048. Supongo que a estas alturas ya os creeréis que estas notas vienen del futuro o, por el contrario, creeréis que vienen de un completo chiflado. En realidad me da igual, yo pienso seguir escribiéndolas.

Pensando qué cosas han cambiado en los últimos cuarenta años me sorprendo de lo rápido que nos acostumbramos a los cambios. Me es difícil distinguir lo que ha existido toda la vida de lo que es relativamente reciente, y es porque la capacidad de adaptación del ser humano es fabulosa. Casi no me había dado cuenta de cómo había cambiado la vida doméstica en estos años hasta que me he puesto a pensar en ello. Desde luego, los cambios desde cuarenta años para acá, son bastante notables, sobre todo en las cocinas.

Los que estáis leyendo esto estaréis acostumbrados a cocinar en casa, con cocinas eléctricas, vitrocerámicas, de inducción… y hasta de gas. Parece increíble hoy pensar que la gente tuviera pequeñas bombas naranjas en su casa, conviviendo con su familia. Recuerdo las bombonas de butano, yo también las usé, y también recuerdo que de vez en cuando había algún accidente. Hoy ya no pasa nada de eso. Todo es eléctrico, pero es que tampoco tenemos cocinas.

Todos tenemos un Cocinero en casa. Y la C mayúscula no es por casualidad, se llama así. A ver cómo os explico qué es el Cocinero… veamos. Es una mezcla entre nevera y Termomix, pero mucho más sofisticado, naturalmente. El concepto básico es el de una nevera-congelador en el que todo se almacena ya troceado en pequeños compartimentos. Los compartimentos son adaptables de modo que se adaptan automáticamente al tamaño de la comida que almacenan. Y la comida se introduce por una ranura que nosotros no vemos, y viene ya limpia, pelada y troceada, según lo que sea. Como no somos nosotros quienes tenemos que colocar las cosas, el espacio está aprovechado al máximo, en varias filas. Hay cinco temperaturas distintas dentro del Cocinero, y se pueden ampliar o reducir automáticamente según hagan falta más tipos de un alimento u otro.

Los Cocineros están siempre situados en una de las paredes que dan al pasillo interior de una casa, de modo que para los mozos de supermercados es fácil cargarlos sin tener que entrar en la casa. Los pedidos se hace desde la propia nevera con una conexión a Network. En la pantalla se puede ver el nivel de carga y todo el contenido que hay en el Cocinero. Diría que se hace la compra desde la pantalla, pero ni siquiera eso es necesario normalmente, ya que para las cosas que consumimos habitualmente el pedido se hace de forma automática cuando el nivel de alimento baja por debajo de un mínimo. Claro, que siempre están los caprichos…

Los de Network ya se encargan de ponerte cosas suculentas delante de las narices. En la pantalla aparecen platos que tienen una pinta increíble y al seleccionarlos para el siguiente pedido, o para un pedido express, ya se incluyen todos los ingredientes que sean necesarios, si es que no los tienes ya todos. Pero claro, los solomillos de Ñu con salsa de Amanita Faloides que anunciaban la semana pasada no tienen ingredientes que normalmente pidas. A menos que seas adicto a las hamburguesas de Ñu, o millonario, dado el precio de las dichosas Amanitas. Desde que se descubrió la forma de preparar setas venenosas por medio de un proceso similar a las pasteurización, son el último grito. Y, todo hay que decirlo, están exquisitas.

Así que cuando dices, venga, un día es un día, Ñu con salsa de Amanita para dos para cenar, se lanza el pedido, y en algún momento del día sabes que oirás cacharreo por detrás del Cocinero porque estén haciendo la carga de ingredientes, y ya de paso reponiendo el resto de cosas que faltan. Pero ahí no acaba la cosa. Creo que hasta ahora os he explicado el funcionamiento de una nevera más o menos sofisticada. Pero aun falta lo de la Termomix. Y es que el Cocinero, como su propio nombre indica, también cocina.

El aparato, que por cierto es bastante grande, también trae todo lo necesario para preparar la comida. En los modelos normales se puede hervir, pasar por la plancha, freír y asar. Comprando módulos aparte, o modelos de lujo, puedes tener virguerías del estilo de quemar la crema catalana con soplete, pero en un modelo doméstico no se suele llegar al nivel de los Cocineros de los restaurantes. En los restaurantes, aparte de tener aparatos que pueden dar servicio a muchas personas a la vez, tienen modelos mucho más sofisticados que pueden hacer cosas que en casa no son sencillas. También tienen almacenes de alimentos que tienen de todo, con más de 50 temperaturas distintas, y son enormes. Cada alimento se almacena al número de grados exacto, sea congelado o no, para su óptima conservación. Y eso por no hablar de las formas de cocinar. Lo más virguero que he visto creo que ha sido el solomillo asado en hielo. Tienen un módulo que incorpora unas resistencias para asar un solomillo dentro de un bloque de hielo. Con el calor el hielo se va derritiendo, de dentro hacia fuera, y cuando se derrite por completo, el solomillo está listo, porque el tamaño está calculado al milímetro. La combinación de calor y frío le da una textura única. Creo que el módulo que hace eso vale más que todo el Cocinero que tengo yo en casa, y seguro que acabará pasando de moda antes o después.

Pero volviendo a la cocina de casa, la verdad es que puedes comer muy bien sin tener que ir a ningún sitio sofisticado de estos. Solo tienes que programar a qué hora vas a querer la comida lista, y el Cocinero se encarga de coger los ingredientes de los compartimentos necesarios. Los trocea, si es necesario, y a continuación los cocina de la forma que haga falta en un orden preciso y sincronizado. Las recetas son fruto de muchos años de pruebas y además siempre están sacando cosas nuevas. La vajilla se guarda también dentro del Cocinero y los platos te salen ya en su plato, listos para llevar a la mesa. Por supuesto puedes configurar todo lo que quieras. Desde qué tipo de plato o fuente quieres utilizar para servir hasta cómo de condimentada estará cada ración individual. Cada persona que vive en la casa tiene cargado su perfil en el que se registra si la comida te gusta muy salada o poco, picante o no, y también si por problemas de salud hay ingredientes que debes eliminar o limitar.

Si te gusta la cocina, como a mí, puedes incluso programar una receta por tu cuenta, o modificar una ya existente. Yo una vez llegué incluso a vender una. Inventé una receta de pato caramelizado con salsa de casar y piquillo que conseguí dejar bastante bien. La publiqué en Network y hasta ahora sé que se la han descargado unas 500 personas. Algunos incluso me han dejado comentarios. Con eso no te haces rico, a menos que seas un cocinero famoso, porque te pagan a un dólar la descarga, pero siempre da satisfacción saber que a alguien le gusta. Esto del Web 10.0 aplicado a la cocina es la leche. Por otra parte debo decir que me pasé un año comiendo pato hasta que acerté con el tiempo justo para la receta, la mezcla de las salsas, y la temperatura a la que se tenía que cocinar cada cosa. Pero valió la pena…

Bueno, pues ya os podéis imaginar cómo es el cacharro: nevera, congelador, horno, microondas, despensa… todo en uno. Ocupa toda la cocina porque la verdad es que no necesitas nada más, salvo una mesa para comer si quieres, pero la mayoría de casas ya no tienen ni eso. La cocina solo tiene al Cocinero que es como un gran mural. Puedes programarle los platos de toda la semana con un menú predefinido o ir cambiándolos. También puedes dar una hora fija, pero normalmente te llegará un mensaje de confirmación al Comunicador, justo antes de empezar a prepararla, para que verifiques si quieres que se haga a la hora prevista o posponerla. Claro que, si estás en casa, no te hacen falta avisos porque por muy moderno que sea el aparato, el olor no hay quien te lo quite. Si se está asando pollo, se está asando pollo y eso se huele a kilómetros.

La programación del menú también te da el precio exacto de la comida de toda la semana o el mes, incluyendo no solo los ingrediente sino también el gasto de energía. En eso también ha mejorado mucho el aprovechamiento, porque la energía que se utiliza para generar frío a las distintas temperaturas de los compartimentos, se convierte en calor que se utiliza en el horno y también al revés. Tiene un acumulador, que almacena calor o frío para usarlo después.

Bueno, pues creo que con eso os he explicado cómo funciona una cocina hoy en día. Bastante diferente a lo que había en el 2008 desde luego, aunque una cosa hay que decirla. Un buen solomillo, sigue siendo un buen solomillo.

Otro día más. Saludos desde el 2048.

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