martes, 30 de diciembre de 2008

Reflexiones hacia delante

Bueno, vamos allá. Hace ya muchos días que no escribo hacia delante y esto es como montar en bici: no se olvida, pero se pierde práctica… Hoy quería reflexionar un poco en voz alta sobre qué es escribir hacia delante y para qué sirve. La respuesta a esas dos preguntas es la misma: lo que tú quieras, y para lo que tú quieras…

Y lo que está ocurriendo es que está cogiendo algo de vida propia. Cuando empecé a escribir hacia delante lo hice como una forma de relajación. Algo que me permitía contar lo que querías sin darle muchas vueltas. Solo escribir y escribir sin parar hasta que hubiera que parar. Sin más pretensiones. Y así ha sido por el momento. Me he dedicado a escribir lo que me apetecía: reflexiones tecnológicas, una visión del futuro, un poema… y la verdad estoy contento porque el resultado es muy sorprendente. Cuando uno se sienta con un documento Word en blanco – ya he dejado el notepad por la ortografía – no sabe lo que va a salir, y ahí está la gracia. Uno puede tener una idea de lo que quiere contar, pero el resultado suele alejarse de lo que uno esperaba y, al menos en mi caso, siempre superando las expectativas. Una idea lleva a otra y, aparte de lo que hubieras pensado escribir, otras cosas se van ocurriendo sobre la marcha, y al final sale algo que es creatividad en estado puro.

Cuando publiqué La idea, había dos analogías, una con la escritura a máquina de antaño en la que no se podía copiar y pegar, que fue la que dio nombre a todo esto. Y otra con la similitud con un discurso oral en el que no se puede volver atrás lo que ya se ha dicho. Ahora tenemos una analogía más. Mi nueva amiga Norma, creadora del blog de Escritores Aficionados (escritoresaficionados2.blogspot.com), sugirió que esta forma de escribir es como la materia prima de una creación, una especie de diamante en bruto. Y efectivamente así es. En su blog se publican unos textos tremendamente trabajados, que os recomiendo leer y que, supongo, requerirán bastante tiempo de reflexión, escritura y reescritura hasta quedar perfectos. Aquí, en Escribiendo Hacia Delante, somos los mineros de la creatividad, buscadores de diamantes. Aquí tenemos que encontrar diamantes en bruto, y ya habrá tiempo luego para pulirlos y montarlos en un anillo o en un colgante.

Las cartas desde el 2048 que estoy escribiendo son lo que son, nada más. Cosas que me apetece escribir y que salen, como salen. Tienen una cierta consistencia, pero no necesariamente un hilo argumental ni tampoco tengo un plan de cómo las voy a escribir. Pero ¿qué pueden llegar a ser? Nadie lo sabe, yo no desde luego. Si las sigo escribiendo, quizá algún día me anime a escribir un relato corto con las ideas surgidas de todas ellas. Y más adelante ¿porqué no un libro?. O quizá no. La gracia está en que no lo tengo que decidir ni planear ahora. Sólo seguir buscando diamantes y guardándolos en este blog. Un relato, una novela, un anillo, un collar, ya veremos si sale algo algún día. El tiempo lo dirá.

No sé si a vosotros os pasa, pero a mí las ideas, la creatividad sólo me viene en determinados momentos de inspiración. Viendo las horas en las que se han publicado mis entradas del blog, claramente las musas me visitan, si estoy, entre la 1 y las 3 de la mañana. Ahora mismo son las 8 de la tarde y me está costando escribir esto un poco más de lo habitual, pero tenía ganas de hacerlo. Cuando surgen esas ideas, no hay que dejarlas escapar. Hay que sentarse y escribir. Es como cuando te despiertas y recuerdas un sueño que acabas de tener. Sabes que enseguida se te va a olvidar y por mucho que te esfuerces no podrás acordarte, por muy nítidamente claro que lo veas en ese momento. Si quieres capturar algo de él, hacerle una foto para la inmortalidad, tienes que escribir rápidamente en un papel.

Con las ideas pasa igual. Cuando menos esperamos surgen y nos bombardean. No nos dejan escapar, y tenemos que aprovecharlas. ¿No os ha pasado alguna vez que vais en el coche y os ponéis a pensar en algo, y le dais vueltas y más vueltas hasta desarrollarlo casi completamente? A mí si. Cuando pasa eso, que no es muy a menudo, me sobra la radio, la música y todo. Apago el equipo y me dejo llevar por esas ideas. Las cartas del 2048 surgieron así. Ideas que se me fueron ocurriendo a lo largo del día, típicamente en el coche de vuelta a casa, y que cuando me senté por la noche tranquilo, me puse a escribir. Se puede decir que cuando iba en el coche vi algo que brillaba. Y cuando me senté por la noche me puse a escarbar, a desenterrar el diamante a limpiarlo someramente debajo del grifo y a guardarlo en una cajita. Esa cajita es este blog, y aquí están todos los diamantes que he encontrado hasta ahora.

Si no los tuviera no podría hacer un collar. Seguro que si algún día me pusiera a escribir una novela o un relato, partiera de una hoja en blanco, sería muy difícil. Sería como decir, “Voy a engarzar un collar de perlas. Primer paso: comprar un billete de avión para ir a bucear al Pacífico a buscar perlas”. Las perlas, los diamantes, las pepitas de oro, están aquí. De momento hay pocas. No dan ni para un anillo, pero ya habrá más. Y sino al tiempo.

Esa es mi interpretación de este blog, pero cada uno puede darle la que quiera. A lo mejor vosotros queréis hacer algo distinto. Los que quieran publicar relatos o poemas podrían escribir aquí sus textos en bruto, sin complejos. Los que quieran ver si son capaces de escribir un texto medianamente estructurado porque les falta práctica, lo pueden hacer aquí. Los que quieran incluso ensayar un discurso, una presentación oral, un speech, lo pueden ensayar aquí. Los que quieran simplemente reflexionar sobre algo, plasmar una idea que se les ocurrió en el coche, con intención de desarrollarla más adelante, también lo pueden hacer aquí. Y con esto volvemos al principio. ¿Qué es Escribiendo Hacia Delante y para qué sirve? Lo que tú quieras y para lo que tú quieras.

Saludos desde el 2008… por poco

domingo, 21 de diciembre de 2008

El intento

Me está llevando más de 5 minutos pensar que pongo en el título y que escribo, en este, mi segundo post.
Como no soy muy literato parece que tengo que pensármelo mucho pero luego me estoy dando cuenta que la gracia de este blog es ir escribiendo lo que te sale de la cabeza sin muchos miramientos - y por supuesto - sin mirar hacia atrás.
Llamaré a este artículo "el intento". La próxima vez intentaré tener algo más jugoso que ofrecer. La importancia de los blogs es el de escribir en ellos habitualmente. Si, es verdad que tienen que tener información interesante pero también es importante que los blogs se escriban con cierta rutina. Muchas veces por querer hacerlo muy bien al final no hacemos nada. Como he oido varias veces "lo mejor es enemigo de lo bueno"

Tercera carta desde el 2048


Saludos de nuevo desde el 2048. Supongo que a estas alturas ya os creeréis que estas notas vienen del futuro o, por el contrario, creeréis que vienen de un completo chiflado. En realidad me da igual, yo pienso seguir escribiéndolas.

Pensando qué cosas han cambiado en los últimos cuarenta años me sorprendo de lo rápido que nos acostumbramos a los cambios. Me es difícil distinguir lo que ha existido toda la vida de lo que es relativamente reciente, y es porque la capacidad de adaptación del ser humano es fabulosa. Casi no me había dado cuenta de cómo había cambiado la vida doméstica en estos años hasta que me he puesto a pensar en ello. Desde luego, los cambios desde cuarenta años para acá, son bastante notables, sobre todo en las cocinas.

Los que estáis leyendo esto estaréis acostumbrados a cocinar en casa, con cocinas eléctricas, vitrocerámicas, de inducción… y hasta de gas. Parece increíble hoy pensar que la gente tuviera pequeñas bombas naranjas en su casa, conviviendo con su familia. Recuerdo las bombonas de butano, yo también las usé, y también recuerdo que de vez en cuando había algún accidente. Hoy ya no pasa nada de eso. Todo es eléctrico, pero es que tampoco tenemos cocinas.

Todos tenemos un Cocinero en casa. Y la C mayúscula no es por casualidad, se llama así. A ver cómo os explico qué es el Cocinero… veamos. Es una mezcla entre nevera y Termomix, pero mucho más sofisticado, naturalmente. El concepto básico es el de una nevera-congelador en el que todo se almacena ya troceado en pequeños compartimentos. Los compartimentos son adaptables de modo que se adaptan automáticamente al tamaño de la comida que almacenan. Y la comida se introduce por una ranura que nosotros no vemos, y viene ya limpia, pelada y troceada, según lo que sea. Como no somos nosotros quienes tenemos que colocar las cosas, el espacio está aprovechado al máximo, en varias filas. Hay cinco temperaturas distintas dentro del Cocinero, y se pueden ampliar o reducir automáticamente según hagan falta más tipos de un alimento u otro.

Los Cocineros están siempre situados en una de las paredes que dan al pasillo interior de una casa, de modo que para los mozos de supermercados es fácil cargarlos sin tener que entrar en la casa. Los pedidos se hace desde la propia nevera con una conexión a Network. En la pantalla se puede ver el nivel de carga y todo el contenido que hay en el Cocinero. Diría que se hace la compra desde la pantalla, pero ni siquiera eso es necesario normalmente, ya que para las cosas que consumimos habitualmente el pedido se hace de forma automática cuando el nivel de alimento baja por debajo de un mínimo. Claro, que siempre están los caprichos…

Los de Network ya se encargan de ponerte cosas suculentas delante de las narices. En la pantalla aparecen platos que tienen una pinta increíble y al seleccionarlos para el siguiente pedido, o para un pedido express, ya se incluyen todos los ingredientes que sean necesarios, si es que no los tienes ya todos. Pero claro, los solomillos de Ñu con salsa de Amanita Faloides que anunciaban la semana pasada no tienen ingredientes que normalmente pidas. A menos que seas adicto a las hamburguesas de Ñu, o millonario, dado el precio de las dichosas Amanitas. Desde que se descubrió la forma de preparar setas venenosas por medio de un proceso similar a las pasteurización, son el último grito. Y, todo hay que decirlo, están exquisitas.

Así que cuando dices, venga, un día es un día, Ñu con salsa de Amanita para dos para cenar, se lanza el pedido, y en algún momento del día sabes que oirás cacharreo por detrás del Cocinero porque estén haciendo la carga de ingredientes, y ya de paso reponiendo el resto de cosas que faltan. Pero ahí no acaba la cosa. Creo que hasta ahora os he explicado el funcionamiento de una nevera más o menos sofisticada. Pero aun falta lo de la Termomix. Y es que el Cocinero, como su propio nombre indica, también cocina.

El aparato, que por cierto es bastante grande, también trae todo lo necesario para preparar la comida. En los modelos normales se puede hervir, pasar por la plancha, freír y asar. Comprando módulos aparte, o modelos de lujo, puedes tener virguerías del estilo de quemar la crema catalana con soplete, pero en un modelo doméstico no se suele llegar al nivel de los Cocineros de los restaurantes. En los restaurantes, aparte de tener aparatos que pueden dar servicio a muchas personas a la vez, tienen modelos mucho más sofisticados que pueden hacer cosas que en casa no son sencillas. También tienen almacenes de alimentos que tienen de todo, con más de 50 temperaturas distintas, y son enormes. Cada alimento se almacena al número de grados exacto, sea congelado o no, para su óptima conservación. Y eso por no hablar de las formas de cocinar. Lo más virguero que he visto creo que ha sido el solomillo asado en hielo. Tienen un módulo que incorpora unas resistencias para asar un solomillo dentro de un bloque de hielo. Con el calor el hielo se va derritiendo, de dentro hacia fuera, y cuando se derrite por completo, el solomillo está listo, porque el tamaño está calculado al milímetro. La combinación de calor y frío le da una textura única. Creo que el módulo que hace eso vale más que todo el Cocinero que tengo yo en casa, y seguro que acabará pasando de moda antes o después.

Pero volviendo a la cocina de casa, la verdad es que puedes comer muy bien sin tener que ir a ningún sitio sofisticado de estos. Solo tienes que programar a qué hora vas a querer la comida lista, y el Cocinero se encarga de coger los ingredientes de los compartimentos necesarios. Los trocea, si es necesario, y a continuación los cocina de la forma que haga falta en un orden preciso y sincronizado. Las recetas son fruto de muchos años de pruebas y además siempre están sacando cosas nuevas. La vajilla se guarda también dentro del Cocinero y los platos te salen ya en su plato, listos para llevar a la mesa. Por supuesto puedes configurar todo lo que quieras. Desde qué tipo de plato o fuente quieres utilizar para servir hasta cómo de condimentada estará cada ración individual. Cada persona que vive en la casa tiene cargado su perfil en el que se registra si la comida te gusta muy salada o poco, picante o no, y también si por problemas de salud hay ingredientes que debes eliminar o limitar.

Si te gusta la cocina, como a mí, puedes incluso programar una receta por tu cuenta, o modificar una ya existente. Yo una vez llegué incluso a vender una. Inventé una receta de pato caramelizado con salsa de casar y piquillo que conseguí dejar bastante bien. La publiqué en Network y hasta ahora sé que se la han descargado unas 500 personas. Algunos incluso me han dejado comentarios. Con eso no te haces rico, a menos que seas un cocinero famoso, porque te pagan a un dólar la descarga, pero siempre da satisfacción saber que a alguien le gusta. Esto del Web 10.0 aplicado a la cocina es la leche. Por otra parte debo decir que me pasé un año comiendo pato hasta que acerté con el tiempo justo para la receta, la mezcla de las salsas, y la temperatura a la que se tenía que cocinar cada cosa. Pero valió la pena…

Bueno, pues ya os podéis imaginar cómo es el cacharro: nevera, congelador, horno, microondas, despensa… todo en uno. Ocupa toda la cocina porque la verdad es que no necesitas nada más, salvo una mesa para comer si quieres, pero la mayoría de casas ya no tienen ni eso. La cocina solo tiene al Cocinero que es como un gran mural. Puedes programarle los platos de toda la semana con un menú predefinido o ir cambiándolos. También puedes dar una hora fija, pero normalmente te llegará un mensaje de confirmación al Comunicador, justo antes de empezar a prepararla, para que verifiques si quieres que se haga a la hora prevista o posponerla. Claro que, si estás en casa, no te hacen falta avisos porque por muy moderno que sea el aparato, el olor no hay quien te lo quite. Si se está asando pollo, se está asando pollo y eso se huele a kilómetros.

La programación del menú también te da el precio exacto de la comida de toda la semana o el mes, incluyendo no solo los ingrediente sino también el gasto de energía. En eso también ha mejorado mucho el aprovechamiento, porque la energía que se utiliza para generar frío a las distintas temperaturas de los compartimentos, se convierte en calor que se utiliza en el horno y también al revés. Tiene un acumulador, que almacena calor o frío para usarlo después.

Bueno, pues creo que con eso os he explicado cómo funciona una cocina hoy en día. Bastante diferente a lo que había en el 2008 desde luego, aunque una cosa hay que decirla. Un buen solomillo, sigue siendo un buen solomillo.

Otro día más. Saludos desde el 2048.

sábado, 20 de diciembre de 2008

Intentos

Coros que en la noche
anuncian silencios.
Legados del tiempo,
nostalgias de amor.
Arrullos del cielo
que silban melodías,
como un cauto coro
que anuncia un ritual.
Y la melodía posee la forma,
de letras errantes
buscando un lugar,
entre las estrellas
de la hora que inspira,
a la musa insomne
que erige un altar.
Y fluyen las letras.
los versos se ligan,
se expresa el silencio
como un vendaval,
de de signos puntuales
que encierra en comillas
de intentos que
luchan por un buen final.

Norma

lunes, 8 de diciembre de 2008

Mar


El Mar.
Divertido. Aventurero.
Ansiado por los que no tienen.
Olvidado por los que tienen.
Nos acompaña. Nos envuelve.
Juega con nosotros. Nosotros con él.
Nos persigue. Nos reclama.
Nos refresca. Nos inunda.
Nos atrae. Nos seduce.
Ése es el Mar.
Divertido Mar.
Aventurero Mar.

La Mar.
Temida. Respetada.
Temida por los que no navegan.
Respetada por los que navegan.
Nos dirige. Nos envuelve.
Juega con nosotros. Somos su juguete.
Nos exige. Nos reclama.
Nos envuelve. Nos inunda.
Nos atrapa. Nos seduce.
Ésa es la Mar.
Temida Mar.
Respetada Mar.

Y por fin. Mar.
A veces divertida. A veces temida.
Siempre aventurera. Siempre respetada.
A veces ansiada. A veces olvidada.
Nos dirige. Nos acompaña.
Es nuestro juguete. Y nosotros el suyo.
Nos exige. Nos atrae.
Nos olvida. Nos inunda.
Nos reclama. Nos seduce
Eres tú, Mar.
A veces Mar.
Siempre Mar.

domingo, 7 de diciembre de 2008

Segunda carta desde el 2048

Hola. Soy yo otra vez desde el 2048. Me imagino que con mi nota anterior habré causado algo de confusión, y sobre todo escepticismo. No espero que nadie en el 2008 se crea que alguien puede escribir desde el futuro en una página Web. Al menos no, hasta que empiece a cumplirse lo que yo anticipo en mis notas. Así que no voy a esforzarme por intentar convencer o explicarlo mejor. Me limitaré a contar lo que quiero contar, y el resto ya vendrá solo. Además, mi forma de ser, y la técnica de escritura hacia delante no me permite reflexionar mucho sobre lo escribo. Simplemente sale, y sigue el flujo de mis pensamientos.

Hoy se me ha estropeado el coche. Es un modelo de fusión fría bastante normalito. El único inconveniente que tienen es estar echándoles agua cada dos por tres, por lo menos una vez al mes. A ver cuando inventan alguno que pueda generar el agua necesaria para la fusión por condensación, o yo que sé, porque la verdad es que es un engorro. Con los de uranio comercial es mucho más cómodo claro, una revisión de la batería de uranio una vez al año, y un cambio cada cinco, y listo. Además, el coste del uranio, que es desorbitado, se paga a lo largo de toda la vida del coche, con lo que resulta bastante cómodo. Pero no sé. A mí todavía me da algo de yuyu ir por ahí con una bomba atómica en el maletero.

Pero en fin, a lo que iba, el mío se ha estropeado, y tengo un coche de sustitución que no tiene la tapicería igual que el mío. Se ha desconfigurado algo del sistema de navegación. Lo he programado para ir a casa de mi hija, como cada domingo, y me he puesto a leer el periódico en el proyector del coche, con mi comunicador. Y estaba yo tan tranquilo cuando de pronto se ha parado en medio de la autopista de ocho carriles ¿os lo podéis creer? De hecho casi me bajo porque creía que habíamos llegado. Estaba leyendo el periódico y ni me he enterado. Claro que en cuanto he visto a los coches viniendo hacia mí a 250 km/h, que es la velocidad automática de la autovía, me he dado cuenta enseguida claro. Menos mal que aunque los coches vayan solos con el sistema de navegación automático, detectan también las incidencias de la vía y se cambia automáticamente de carril, pero la impresión de que te pasen 3 filas de coches por un lado y 4 por otro, a 250 impresiona bastante la verdad, nunca me había pasado. Era como estar encima de una piedra, en medio de un río.

Se ha conectado automáticamente la llamada al servicio de averías y el técnico me ha dicho que aunque el automático estaba averiado por un fallo en un chip, podía conducir sin ningún riesgo en modo semiautomático, pero que si lo prefería podía mandarme el vehículo de sustitución que tardaría 17 minutos. La verdad es que me ha picado el gusanillo y le he dicho que no, que me iba en semiautomático a casa de mi hija y que lo recogieran allí y me lo cambiaran por el de sustitución mientras comía con mis nietos. Me ha agradado conducir un rato. Hace mucho que no lo hacía, y la verdad es que antes me gustaba mucho. Por supuesto, aunque a mis nietos les ha escandalizado saber que he venido yo manejando el volante y el acelerador, conducir ahora no es como antes, ni remotamente. Pero tiene su gracia. He activado el control semiautomático y he empezado a acelerar hasta la velocidad de la vía. En realidad tampoco hay que hacer tanto. El coche ya frena si los coches de delante frenan, y en el propio cristal te señala donde está la salida que tienes que coger. Está gracioso porque la salida de la autovía la ves pero como si estuviera rodeada de luciérnagas, toda de color fosforito y parpadeante. Al girar el volante, cambia de carril, pero sólo si no hay nadie en el otro carril. Y si van los coches muy juntos, que me ha pasado, no sé que sistema tiene de radiofrecuencia entre los coches, pero un coche ha frenado para que el mío entrara en el carril. Y digo el coche, porque los ocupantes estaban muy ocupados. Se veía a un hombre de negocios muy agitado con las gafas del comunicador y dando unas voces que se le iba a salir la yugular, y a otro tomando notas con un teclado proyectado.

Al final he llegado a casa de mi hija sin problemas. Incluso me he permitido dar una vuelta inútil a la manzana. Con el automático se utiliza siempre la ruta óptima, pero en semiautomático, aunque realmente no conduces porque el coche acelera y frena cuando debe, sí puedes controlar a donde vas.

Ver a ese hombre de negocios chillando me ha recordado a los tiempos en que yo mismo estaba obsesionado con el trabajo. Sobre todo a la época de las fusiones. Yo trabajaba como funcionario cuando empezó toda aquella locura. Al principio era el Ministerio de Industria, pero cuando empezaron a fusionarse empresas hubo que especializar a mucha gente en aquello, ya que toda la economía del país dependía de que aquellas fusiones entre empresas se hicieran bien. Tanto fue así que se creó el Ministerio de Fusiones. Ya se demostró en la crisis del 2008-2010 que las empresas no podían funcionar de forma totalmente independiente, así que el gobierno intervino para regular todo ese proceso.

Tuve el honor de estar en el equipo que definió la métrica de eficiencia, que fue la clave de todo. Contemplando todos los parámetros de una empresa conseguimos sacar una métrica que daba su grado de eficiencia. Tuvimos en cuenta todo. Los parámetros financieros, claro, pero también cómo funcionaba su red comercial, la atención al cliente, la productividad de los empleados, la formación… todo. Pero eso no fue lo más difícil. Lo complicado de verdad fue definir un modelo predictivo que nos permitiera anticipar cuál iba a ser la métrica de eficiencia, que fuera el resultado de la fusión de dos empresas. Y después de analizar miles de datos históricos sobre fusiones de empresas, llegamos a la conclusión de que no debíamos predecir, sino dirigir el resultado de una fusión.

Definimos un método muy estricto y muy completo que marcaba cómo se integraban todos los departamentos de las dos empresas. Departamento a departamento área a área, se ponían en común los procedimientos de trabajo de las dos empresas. Se sacaba lo mejor de cada uno o en algunos casos, se cambiaba por completo. El resultado es que se generaba una nueva organización que tenía lo mejor de cada una. El método contemplaba esta definición, pero también cómo se comunicaba a todo el mundo, cómo se formaba a todo el personal, cómo se implantaba y se medían los resultados para hacer los cambios necesarios. Duraba exactamente un año, y cada día de este año tenía programados exactamente los pasos que había que dar y las reuniones que había que tener.

Gracias a eso fue posible la integración de Googlezon y LinkedIn. Cada uno de ellos era un monstruo, resultante de la fusión de casi 500 empresas en 10 años. Y la dificultad estaba en que tras todas esas fusiones, quedándose con lo mejor de cada una de esas 500 empresas, ambas empresas eran extremadamente eficientes. En algunos casos decidir cuál de los dos procesos era el que se quedaba, resultaba tan fiable como tirar una moneda al aire, porque la métrica de eficiencia coincidía hasta el cuarto decimal.

En aquella época fue cuando estábamos en plena espiral de violencia callejera, así que estábamos todos en nuestras casas, equipadas con telepresencia. Ni siquiera existían aún las gafas del comunicador con lo que no podíamos estar viéndonos en tres dimensiones como cualquiera puede hacer ahora. En aquella época teníamos solamente la pantalla mural y ahí veía a todas las personas con las que me reunía. Bien es cierto, que las imágenes eran a tamaño natural, y que la calidad del audio era bastante buena, para ser emitida por altavoces. Me pasaba las horas reunido con los otros funcionarios del Ministerio de Fusiones, y entrevistando a personas de distintos departamento de un número interminable de empresas. Las entrevistas estaban programadas minuto a minuto, pero siempre había alguno que empezaba a tartamudear o a irse por las ramas y que hacía que se retrasara todo.

Fue una época muy dura, de mucho trabajo, pero gracias a la cual conocí a multitud de gente. Muchos de ellos son ahora amigos míos, aunque no los pude conocer en persona hasta hace unos pocos años cuando se extendió el espíritu de la Revuelta Asocial del 37. Además, sentía y ahora lo corroboro, que verdaderamente estábamos ayudando a la sociedad. Antes se estropeaba algo y se tardaba días o semanas en reparar. Ahora se arregla al instante para cumplir con la métrica de eficiencia. El papeleo, las colas, las facturas erróneas. Todas esas son ya cosas del pasado. Y es verdad que gracias a eso vivimos mejor que antes.

Otro día contaré más cosas. Saludos desde el 2048.

sábado, 6 de diciembre de 2008

La revuelta del 37 asocial

Hola.

En 2008 era compañero de trabajo de Pechus. Estoy escribiendo con la extendida técnica de Escribiendo hacia adelante desde el año 2049 mediante la tecnología ALTERA E-T que comentaba el propio Pedro en su nota de hace algunos meses.

Quería escribir sobre cómo era esta asociedad hace poco más de 10 años y el punto de inflexión que la revuelta del 37 significó en la carrera sin fin aparente en la que estábamos envueltos. Una carrera en la que nuestra sociedad estaba inmersa y que conducía a una situación insostenible. Antes del 37 la violencia estaba a flor de piel. Todo el mundo llevaba trajes de seguridad, armas de defensa personal y gps individual para ser localizado en caso de emergencia; nadie andaba solo; las calles del centro de las ciudades se cerraban al tráfico de vehículos y personas, con la excepción de las "avenidas seguras" a partir de la puesta del sol, avenidas repletas de cámaras, policías... las máximas medidas de seguridad; la policía se había integrado en el ejército, y estaba formada por divisiones de máxima seguridad, con agentes especializados en defensa grupal, tanquetas especialmente equipadas, etc.

Se había creado un código penal específico para actos violentos, que cubría desde los asesinatos hasta las miradas ofensivas, desde las palizas hasta los insultos, desde los empujones en el metro hasta la mala educación en lugares públicos, tipificando cientos de delitos no conocidos en 2008 albergando penas por faltas de violencia visual, auditiva u olfativa.

Cada falta que no implicaba prisión quitaba puntos del "carnet de persona", y el saldo de cada uno era público, de forma que todos sabíamos el índice de "violencia" de los demás. Nos temíamos los unos a los otros, la desconfianza era máxima, las relaciones personales presenciales casi no existían (el teletrabajo está altamente extendido), la despersonalización ya no era un problema; nos habíamos acostumbrado. Creo que íbamos en caída libre y no sabíamos cuándo sería el golpe.

Pero entonces llegó junio de 2037. Un grupo de estudiantes de un pueblo de los Pirineos llegó a la ciudad en lo que en 2008 se conocía como "viaje de estudios". El pueblo estaba bastante aislado físicamente y por tanto algo distante de esa ola asocial en la que nos encontrábamos, lo cual favoreció que cuando encontraron un disco duro de un pc de principios del siglo XXI donde vieron fotos de una clase de chicas y chicos que se habían ido de viaje de estudios en aquellos años pasados, no pensaran que era una locura total y se atrevieran a viajar a la ciudad juntos para hacer turismo, visitar museos y catedrales y convivir unos días. Ese grupo de treinta adolescentes alteró de tal manera la vida de la ciudad, llenándola de alegría, que despertó en quien se cruzaba con ellos una tímida reacción que se fue multiplicando y en menos de tres días todo el mundo se echó a la calle a compartir la comida, a comprar en persona, a pasear por pasear, a tomar unas cañas, a relacionarse físicamente con los demás.

A la revuelta del 37 siguió la derogación del código penal para actos violentos y se volvió a unos parámetros más razonables, donde la violencia está muy castigada, pero los límites no exceden un sentido común que se había perdido. Ha vuelto la seguridad y tranquilidad a las calles, la gente ha vuelto a llamarse para quedar (no sólo para hablar), y los más viejos dicen que esto se parece a cuando fueron a la universidad y los amigos se abrazaban literalmente, no con iconos.

Saludos desde 2049 y FELIZ NAVIDAD!

Jaime