viernes, 8 de mayo de 2009

El abrigo del alma

El alma y el cuerpo no son tan distintos.
Nuestro cuerpo no es como nosotros queremos.
Aunque si nos esforzamos, podemos llegar a cultivarlo.
A embellecerlo. A mejorarlo.
Pero esta mejora normalmente es temporal.
Cuando lo descuidamos, cuando no lo atendemos todos los dias.
Vuelve a su ser. Recupera su forma natural.
Si somos gordos, y dejamos de hacer dieta, se pone gordo.
Si somos flacos, y dejamos de hacer por comer, se pone flaco.
Si somos de piel seca y dejamos de darnos cremas, se seca como el cartón.

Nuestro alma es igual.
No es como queremos, es como es.
Podemos cultivarla, y esforzanos por hacerla más bella.
Si somos egoistas, podemos intentar compartir con los demas.
Si somos tristes, podemos intentar sonreir.
Si somos envidiosos, podemos decirnos "me alegro por él".
Pero en cuanto nos descuidamos, en cuanto dejamos de antenderla.
Todo vuelve a su sitio.
Y somos como somos.

Cuando el cuerpo tiene calor, lo destapamos.
Cuando el alma tiene calor, tambien.
La dejamos salir, la mostramos al mundo, enseñamos como somos.

Cuando el cuerpo tiene frio, lo abrigamos.
El alma también necesita abrigo, necesita que la arropen.
Y en estos dias de incertidumbre, de inquietudes.
Siento que mi alma tiene frio, y necesita abrigo.

Y afortunadamente, ese abrigo es la amistad.
Gracias a vosotros, mis amigos, siento mi alma reconfortada.
Siento que cuando os veo, recupero un poco del calor que he perdido.
Me envuelvo en vosotros, y me siento bien.
Gracias por abrigarme. Gracias por apoyarme.
Gracias.

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